Para los románticos
Voz de mí
No sé como mirar para encontrarte,
horizonte de amor en que me excito,
distancia sin medida donde habito
para matar las ansias de tocarte.
No sé como gritar para llamarte
en medio de mis siglos de infinito
donde nace el silencio de mi grito
movido por la sangre de buscarte.
Mirar sin que te alcance la mirada
sangrar sin la presencia de una herida,
llamarte sin oírme la llamada;
y atado al corazón que no te olvida,
ser un muerto que tiene por morada
un cuerpo que no vive sin tu vida.
Río de sombra
¿Por qué no soy yo tu cuerpo
sobre mi cuerpo desnudo
para abrazarme a mi tronco
y sentir, de ti, mi fuego
ascendiendo por mis muslos?
¿Por qué no soy yo tus ojos
para llorar con los míos
a la sombra de mi pecho
y romper con gotas de agua
los cristales del silencio?
¿Por qué no soy yo tus manos
para jugar con las mías
y pasando por mi cuerpo,
como juguetes de viento
inventar nuevas caricias?
¿Por qué no soy yo tu boca
para besarme en el fuego
que despierta en mis labios,
y sentir que soy yo mismo
que se vierte en otro vaso?
¿Por qué no vivo en tu vida
para sentir lo que siento,
en el fondo de tu pecho,
y mirar que te me acercas
como imagen del espejo?
Quisiera ser vaso y vino,
las raíces y las ramas,
la ribera y la corriente,
la campana y el sonido,
el combustible y la llama.
Sigue durmiendo sin verme
que yo, despierto, a tu lado,
vuelo al vuelo de tu sueño
y estoy tan cerca de ti,
que respiro por tu cuerpo.
Autor: Elías Nandino