Siguiendo con mi pretensión de daros a conocer textos de distintos autores relacionados con la homosexualidad en diferentes marcos históricos. Voy a transcribiros parte de un artículo de Jaime Montes Norniella, en el que hace un pequeño recorrido por la Edad Media española en el ámbito de las relaciones entre hombres.
«La Edad Media española fue una época contradictoria, en la que se sucedieron períodos de intensa belicosidad y fanatismo intolerante con otros de gran avance cultural y tolerancia, por lo que la suerte de los homosexuales debió ser variopinta, en principio, si bien sólo se ha demostrado la existencia de persecuciones masivas contra homosexuales al final de la Edad Media con la definitiva implantación de la monarquía renacentista, cuyas leyes responderían a un movimiento social favorable a la uniformización y la exclusión social que se venía gestando desde antes.
Algunos autores opinan que cabría mejor hablar de prácticas homosexuales que de hombres homosexuales, pues durante la Edad Media no se manifestaría claramente la existencia de personas que podamos considerar gays en un sentido moderno de la palabra, de modo que la homosexualidad estaría más centrada en los hechos que en la identidad.
Sin embargo, otros investigadores, entre los que destaca la autoridad de John Boswell, consideran que sí existen indicios para postular la existencia de subculturas homosexuales en el medioevo, precisamente en la España de las tres culturas, las cuales aglutinarían a las personas que practicaban preferentemente la homosexualidad.
De aquella época se conservan diversos poemas homoeróticos de las culturas hispanojudía e hispanoárabe, así como códigos y tratados morales que mencionan la homosexualidad, si bien de manera más bien tolerante, cuando no indiferente. La actividad sexual que aparece reflejada en la literatura de la Alta Edad Media es distinta en cada una de las tradiciones culturales: Los sefardíes la limitan a los besos y las caricias, mientras que los musulmanes no. Además, los poetas hebreos consideran siempre relaciones con un halo romántico entre varones adultos y jóvenes adolescentes.
Comencemos con la tradición sefardí: Sus temas poéticos homosexuales son recurrentes durante la época que va del siglo XI al XIII, de tal manera que cada poeta conoce las obras de los demás, son todos ampliamente leídos y se trata de autores muy integrados en la sociedad y la cultura de la época.
El poeta hebreo del siglo XI Yishaq Ben Mar-Saul, nacido en Lucena, es el primero del que se conocen poemas homosexuales. La fuerza expresiva de Mar-Saul es palpable a lo largo de todo el poema que se presenta a continuación, a pesar incluso de que sólo podemos apreciar una parte de él, pues ha sido objeto de múltiples traducciones.
Gacela deseada en España
prodigiosamente formada,
Tienes autoridad y dominio
sobre todas las cosas vivas.
De forma encantadora como la Luna
con espléndida estatura.
Rizos de púrpura
sobre brillante templo.
Como José en su forma
como Adoniah el cabello
De ojos bellos como David,
me ha matado como Uriah.
Él ha encendido mis pasiones
y consumido mi corazón con fuego.
Por él yo he sido dejado
sin entendimiento y juicio
¡Llorad conmigo avestruces,
gavilanes y halcones!
El amado de mi alma me ha matado
¿Es esta una sentencia merecida?
Por él mi alma está enferma,
confundida y anhelando.
Su palabra sobre mi corazón
es como rocío sobre tierra seca
¡Arráncame del abismo de la destrucción
cuando me pierda en el infierno!
En esta obra se aprecia la convención literaria de la época de utilizar la metáfora de la gacela (sevi, en sefardí) para designar poéticamente al joven muchacho que es objeto del deseo. Como vemos, el autor muestra con intensidad su desolación ante el amor que su amante abandonó. Además, el objeto de esta pasión es un varón cuyo género se manifiesta abiertamente sin que haya intención de ocultarlo...»
En otra parte del artículo Jaime Montes comenta:
«En la España de la Alta Edad Media, esta tendencia se vio exagerada, si cabe. Era común toda variedad de relación homosexual, desde la prostitución al amor idealizado. La poesía erótica sobre relaciones ostensiblemente homosexuales constituye el grueso de la poesía hispanoárabe. Escribían esta poesía todo tipo de personas de todos los estamentos. Los reyes escribían poemas de amor a/o sobre sus súbditos masculinos y recibían a cambio poesía erótica.
Los poetas se escribían versos de amor entre sí o los escribían a otros de condición más humilde. También la gente común repetía, aunque no componía, canciones que celebraban el amor y la sexualidad gays. Cuando al-Mutamid, rey de Sevilla en el siglo XI, escribió, refiriéndose a su paje, 'Lo hice mi esclavo, pero la humildad de su mirada me convirtió en su prisionero, de tal modo somos ambos y al mismo tiempo esclavo y señor uno de otro', expresaba un sentimiento con el que sus súbditos podían simpatizar y probablemente ellos mismos habrían compuesto o recitado versos similares."»
Y termina...
«la complejidad de la sociedad medieval española daba pie a numerosos intercambios culturales basados en distintos aspectos de la conducta, incluyendo la sexualidad gay. Cabe decir que el ideal homoerótico de la época era una fuerza capaz de atravesar las barreras étnicas y religiosas:
Las fuentes españolas no sugieren que los cristianos pusieran límites a las relaciones físicas con musulmanes. Gran parte de la poesía erótica gay más popular está escrita en un dialecto árabe vulgar que contiene muchas palabras y expresiones de lengua romance [cristiana], lo que sugiere que fue compuesta en un entorno familiar a ésta, cuando no formado en parte por cristianos.
Muchos musulmanes tenían amantes cristianos. Al-Mutamin [no el anterior Al-Mutamid, rey de Sevilla, sino un rey musulmán de Zaragoza que gobernó en el mismo siglo] estaba enamorado de su paje cristiano; y ar-Ramadi, uno de los poetas más destacados del siglo XI, no sólo comenzó a usar ropa distintiva de la minoría cristiana cuando se enamoró de un joven cristiano, sino que incluso se convirtió al cristianismo y abrazó a su amante después de la ceremonia."
Podemos concluir después de este rápido vistazo a la historia medieval española, que la compleja sociedad de la época demostraba un alto grado de consenso, sin importar la religión, a favor de la aceptación de la homosexualidad en su seno y que este hecho era, incluso, fuente de riqueza cultural.»