Un verso de Cernuda dedicado

Han vuelto las lluvias a Galicia, no sé si exclamar ¡Por fin! o ¡Qué pena! Las dos expresiones son válidas, supongo; ya que por una parte me alegro (los catalanes lo entenderéis bien), pero por otra lo considero una putada, ya que me había acostumbrado a los maravillosos días que trajo la estación.

El Domingo pasado (anteayer), sin ir más lejos, fue para mí uno de los días mas completitos de este año, por muchas razones, pero la principal es que me reencontré con un chico al que hacía tiempo que no veía; aprovechando el día expléndido que tuvimos, nos fuimos al río para recordar viejos tiempos. Y los recordamos... los recordamos tres veces, jejeje.

Alex, que así se llama este amigo, al que ayer le dediqué dos pajillas (que lo sepas), fue la persona que me aficcionó a la poesía de Cernuda e hizo que me comprase su "Antología". Por esta razón y con vuestro permiso le voy a dedicar esta entrada y este poema de la página 106 del preciado libro. Para tí Alex, con mi deseo de que vuelva pronto otro día primaveral.
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NO DECÍA PALABRAS

No decía palabras,
Acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
Porque ignoraba que el deseo es una pregunta
Cuya respuesta no existe,
Una hoja cuya rama no existe,
Un mundo cuyo cielo no existe.

La angustia se abre paso entre los huesos,
Remonta por las venas
Hasta abrirse en la piel,
Surtidores de sueño
Hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

Un roce al paso,
Una mirada fugaz entre las sombras,
Bastan para que el cuerpo se abra en dos,
Ávido de recibir en sí mismo
Otro cuerpo que sueñe;
Mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
Iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.

Aunque sólo sea una esperanza,
Porque el deseo es una pregunta
cuya respuesta nadie sabe.